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martes, 28 de junio de 2011

Escrito de mí madre doña Teresa Amelia al cumplir 50 años.

A mí amada hija .

Para la época de tu nacimiento se conservaba como religión que el niño o la niña llevaría el nombre del Santo, según el Calendario Católico del día de su nacimiento, por tanto, tu papá y yo te amparamos a San Francisco, que ha sido tu divino protector.
Esa hermosa noche yo fui muy feliz, las primeras brisas que anunciaban la llegada de la Navidad te dieron la bienvenida. Presentes en el alumbramiento, mí inolvidable madre doña Pastora, Ramón Eusebio tu padre, Avilia Margarita y la indispensable partera Dionicia Rojas....logré tu llegada en la Calle 4, en casa de la abuela Pastora, al fulgor de la luna llanera de Calabozo a las 9 de la noche...se mojan mis ojos al recordar tiempos de amor y felicidad, los más hermosos de mi vida....
Pasan los años, veranos e inviernos sacuden nuestras vidas, más el Santo Espirítu de Dios nos abrazó con su divinidad infinita y aquí estamos....
Llega el día de tu boda, mi corazón enternecido por tu ausencia te escribí esto: "Mí muchachita, ¿sabes?, siento dentro de mí una mezcla de tristeza y alegría; la primera por el vacio que dejas en tu cuarto y lugares del hogar, donde estuviste siempre; la alegría, porque formarás tu propio hogar. Conserva la pureza de tus sentimientos como hasta hoy lo has hecho, para que este regalo sea para nuestros hijos su más hermoso legado que les puedes dejar, la mujer es antorcha de su casa, santuario viviente".
Hoy que cumples 50 años de tu nacimiento, también has cumplido con gran altura tu rol de esposa, madre y de hija. Recibe entonces querida hija, el más fuerte de los abrazos del ser que dió la vida y te deseo con toda mi alma lo más bello y hermosa de la vida...
Gracias por ser Aura Francisca.
Un beso y mil de  miles bendiciones, tu mami Teresa Amelia...Calabozo, 03-12-2006

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